16 de enero de 2008

Soy Leyenda

Esta película es un remake de la setentera El último hombre vivo (The Omega Man), protagonizada por Charlton Heston. ¿Hacía falta revisar aquella película, que aun mirándola con benévolos ojos actuales raya en un tremendo horterismo?

La respuesta es: francamente, no.



En Soy Leyenda tenemos a Will Smith sustituyendo a Charlton Heston. ¿Qué se puede esperar de una película que trata del último hombre vivo en la ciudad de Nueva York? Pues una tremenda ego-película donde el 98% de los planos incluyen al actor, que se gana el sueldo a base de bien. Si no te gusta Will Smith, no serás capaz de aguantar esta película.

Si pasas la barrera de ser capaz de aguantar al príncipe de Bel-Air (personaje del que jamás se librará), puede que muchos otros de los fallos de la película te convenzan.

Uno de los principales problemas es el guión, poco elaborado. Hay un filón muy interesante que los guionistas no han sido capaz de aprovechar. La falta de socialización ha llevado al personaje de Will Smith, el doctor Robert Neville, a una especie de locura megalómana donde lo único que existe es su ego. En la película hubiera sido interesante mostrar de forma más detallada el desarrollo del personaje y el conflicto con los demás supervivientes, más allá de: rompo un plato para mostrar mi desacuerdo-para reconciliarme recito de memoria Shrek. Neville es un tipo obsesionado con su culpa y consumido por sus recuerdos, cuya única preocupación es resarcirse enmendando sus errores como médico. ¿Cómo? Encontrando él solito la cura al virus. Este virus ha sido creado por el hombre, en principio para curar el cáncer. Pronto el virus muta e infecta a la mayoría de la población, convirtiéndolos a todos en una especie de vampiros, sin inteligencia, incapaces de caminar a la luz del sol y con una tremenda mala leche.

En un momento de la película, Neville concibe al homo homini lupus como el responsable de todo, excluyendo a Dios. El virus ha sido creado por el hombre, pues el hombre debe solucionarlo. Esta negación de la responsabilidad de Dios deja al hombre como el único que puede (y debe) salvarse a sí mismo, tarea que Neville se toma muy en serio. En cierta manera, Neville se convierte en Dios.

La carga emocional de Soy Leyenda la llevan los flashbacks, muy al estilo de la serie Perdidos, que nos muestran cómo escaparon la hija y la mujer del Doctor Neville de Nueva York mediante diversos episodios repartidos en el metraje. El problema es que en ningún momento liga con lo que acabamos de ver en la actualidad, y la subtrama metida con calzador acaba como mera anécdota. La relación más sentimental que nos queda en el film es la que tiene Neville con sus maniquíes y su perra Sam. ( No desvelaré más, pero todos sabemos lo que les pasa siempre a los perros de los protagonistas, ¿verdad?)

Otro de los problemas que tiene el film es la falta de situaciones y escenarios. La película se desarrolla en tres actos clásicos, y no hay ninguna sorpresa ni variedad en la trama. Cuando acaba, la sensación es un peligroso "¿y ya está?"Hay dos o tres escenas de acción, que te preparan para una especie de "gran batalla final" que nunca llega. Los escenarios se limitan a las calles de Nueva York y la casa de Neville. Esta claustrofóbica libertad no acaba de proporcionar material suficiente para sustentar la trama.

Hasta aquí tenemos un guión desaprovechado, un personaje mal perfilado, y una trama mal desarrollado. ¿Qué nos queda? ¿Los efectos especiales serán buenos? Pues lamentándolo mucho, no. Los vampiros, CG más que mejorable, no aportan nada nuevo ni en diseño, ni animación, ni nada especialmente destacable. Este tipo de monstruos ya los vimos en Blade II, por favor.

Soy Leyenda es el clásico ejemplo de película desaprovechada, que parte de un material o premisa interesante pero al que la falta de trabajo en el guión convierte en un quiero y no puedo, muy al estilo de esas señoras ultramaquilladas y retocadas por bisturí que puebla la pequeña pantalla. Soy Leyenda obtiene un: 6