3 de febrero de 2008

Monstruoso

Empezaré resumiendo el argumento de esta película, cosa harto fácil. Un monstruo llega y ataca Manhattan. Punto y final. Monstruoso (título Horroroso) es fruto de un cóctel que contiene básicamente tres ingredientes: Godzilla, The Host y [REC]. De las dos primeras extrae el complicado argumento y el escenario; de la última el formato de "falsa realidad", integrando la cámara como parte de la acción.



El gran acierto de Monstruoso es contar la historia de la forma que lo hace. Un grupo de amigos decide hacer un vídeo de despedida a uno de los suyos que se marcha a Japón por motivos de trabajo. En medio de la fiesta, ese "algo" ataca Manhattan, y el improvisado cámara documenta todo el periplo por la ciudad.

El esquema de la película no es ninguna novedad. Después de la introducción en la que se nos presenta a los personajes, algo lenta y cargada de tópicos para definir a grandes rasgos ("el hermano", la "pareja resentida", el "amigo que muere"), llega el plato fuerte: el ataque. Y realmente, la película no tiene más. Eso sí, todas las escenas del primer contacto están espléndidamente ejecutadas y son de una belleza arrebatadora. Posiblemente la película se salva por estos minutos en los que te mantiene sin parpadear. Lo negativo es que el hecho realmente no da para mucho metraje, y visto el primer tráiler, que alabo unos posts más abajo, ya se ha visto todo. Los creadores de la película lo sabían: apenas llega a la hora y cuarto de duración, y han vaciado el guión, como si hubieran separado la paja del grano, de todo tipo de explicación del porqué del monstruo o de los planes militares.

Es una película no apta para personas que esperen unos diálogos coherentes; tampoco es apta para aquellos que se marean cuando la cámara se mueve en exceso. No hay que buscar en Monstruoso algo más allá que la forma de contar la historia y pasar un buen rato con efectos especiales en el poco mas de 70 minutos que dura.

Después de ver Monstruoso, es conveniente plantearse como va la evolución en el cine de monstruos. Se puede resumir en: Ver-No Ver-Ver-No Ver. Me explico: en la época dorada del cine, la serie B exploró los oscuros rincones de la naturaleza humana iluminando las zonas donde habitaban los monstruos, los asesinos y otras lindezas varias. En películas como el Hombre Lobo, o Frankenstein, nacidos en los años 30 y 40, esos seres separados del resto del mundo paseaban por las pantallas para horror de los espectadores. Pasaron los años, y el publicó evolucionó. El cine era cada vez más conocido, con lo que los trucos y efectos necesarios para impresionar al público ya experimentado eran cada vez más caros y sofisticados. Sofisticación que la maquinaria cinematográfica de los años 60 y 70 no era del todo capaz de proporcionar. Por ejemplo, en Alien. Oscuridad, soledad, pasillos angostos. Lo de menos es monstrar del traje de cartón piedra que lleva el actor especialista, traje que apenas rozaría el aprobado a plena luz del día. Es el aura que rodea al monstruo, el lugar, el ambiente lo que provoca esa poderosa reacción en el espectador. A final de los años 80 y ya en los 90, una herramienta nueva surgió: el uso del CG (Computer Graphics) para recrear efectos visuales en las películas. La primera vez que se consiguió a grandísima escala fue con el Parque Jurásico de Spielberg. Dinosaurios a plena luz, fotorealistas. Ahora, ya se podía enseñar al monstruo, porque el público se iba a sorprender de nuevo. Pero desde 1993 ya ha llovido mucho. Hemos visto maravillas de la técnica del CG como la trilogía nueva de Star Wars. ¿Qué nos queda para sorprendernos? Volver a los entornos, al miedo de no ver, o por lo menos entrever, a lo oscuro, a lo angosto. Un excelente ejemplo de esto es The Descent, y en menor medida Jeepers Creepers, películas que recomiendo encarecidamente para los fans del género monstruo.

El último exponente de este No Ver es por tanto, el film que nos ocupa ahora. El ser de Monstruoso, a pesar de ver la película, sería tremendamente dificil de describir o reproducir. Es un Monstruo sin pasado, sin forma. Escuchamos su rugido y sentimos sus pisadas gracias a los subwoofers, nos lo imaginamos gracias a las caras de los personajes que sí lo han visto. Pero realmente, nosotros no necesitamos verlo. En esto, alabo a Monstruoso. El espectador de hoy día parece que necesite ver, pero el misterio y el encanto de la sugerencia, de lo erótico frente a lo pornográfico por así decirlo, tiene esa complicidad con el espectador que es de agradecer.

Monstruoso se queda con un: 7'5

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